Originario de las regiones montañosas de Oriente Medio y Próximo, el pequeño árbol del que sale el pistacho se ha adaptado a la perfección a una tierra que dista mucho de esas latitudes, como es Castilla-La Mancha. Esta comunidad autónoma se ha convertido en los últimos años en el líder en producción y superficie de este cultivo en España y en Europa.
De hecho, según informó recientemente la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, en esta región el pistacho supone ya más del 82 por ciento de la superficie de este cultivo en España, con más de 46.000 hectáreas de las 56.000 existentes a nivel nacional, situándola a la cabeza, también en producción, con el 80 por ciento del total.about:blankPUBLICIDAD
El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, recordó la importancia de este cultivo, «rentable para los agricultores», donde la producción ecológica supone ya más del 70 por ciento del total del cultivo en Castilla-La Mancha. De esta forma, se refirió también a la importancia de que se haya creado en la lonja de Albacete la mesa del pistacho, un producto que es «de excelencia» y que, además, se encuentra incluido en la pirámide de la dieta mediterránea, algo que le ha valido el apodo del «oro verde».
Bien sabe de las bondades de este cultivo Ricardo Planas (Madrid, 1972), gerente de Green Pistachio, una de las cinco empresas privadas más grandes que trabaja con este fruto seco en España y que se encuentra, como no podía ser de otro modo, en Castilla-La Mancha. Con sede en el municipio toledano de Borox, la compañía nació en 2014, cuando su actual responsable, junto con otro socio, se lanzaron de cabeza a este sector, pese a tener otros trabajos.
«Ya había mucha gente que comenzó a plantarlo por aquel entonces y antes, pero faltaba darle un impulso a la comercialización», explica a ABC el gerente de Green Pistachio, quien cuenta que al principio comenzaron a vender a mayoristas tostaderos el pistacho que les procesaba una cooperativa agrícola. «Todo lo que ganábamos de dinero —recuerda— lo reinvertíamos en la empresa». Así, compraron un par de máquinas en Irán —líder mundial en la producción de pistacho— para comenzar a desarrollar ellos mismos todo el proceso productivo.
La empresa fue creciendo poco a poco y se trasladó desde el municipio madrileño de Valdemoro, donde comenzó, a su ubicación actual en Borox, donde llevan desde hace tres años. A raíz de eso, Ricardo Planas negoció un despido con su anterior trabajo en la compañía japonesa Brother, donde era encargado del departamento de compra e importación para dedicarse en cuerpo y alma al pistacho.
«En este tiempo lo que hemos intentado es diferenciarnos de la competencia», afirma. Y no se le ha dado nada mal. Prueba de ello es que ahora Green Pistachio es la única compañía en España con la certificación en seguridad alimentaria ISO 22000. Esto, además, teniendo en cuenta los fraudes que ha habido en el sector con la trazabilidad, la procedencia y la calidad del pistacho. «Nuestra prioridad —subraya— es la calidad del producto y dar un servicio a los clientes que sea lo más efectiva posible».
La empresa ha finalizado 2021 con cerca de dos millones de euros en facturación, aunque en pistacho ecológico, han tenido un problema durante la pandemia, puesto que países emergentes como Turquía e Irán ya están trabajando con este tipo de cultivo con una normativa diferente, «pero incumpliendo muchas de las normas que nosotros tenemos», critica Ricardo Planas. «Jugamos en la misma liga con distintas reglas a nivel sanitario, de calidad y de trabajo. De hecho —apunta—, en Turquía pagan salarios de 340 euros al mes».
Así, según señala, en el mercado el consumidor se puede encontrar con un producto ecológico turco a 10,40 euros el kilogramo, cuando ellos, en Green Pistachio, están comprando esa cantidad casi en campo, en torno a 9,80 o 10 euros, con lo cual el margen de beneficio que les queda es muy pequeño en comparación con el pistacho de Turquía o de otros orígenes. «Eso, en un producto como éste, que ya es caro de por sí», se queja.
Esto no sólo le pasa al pistacho, sino también a otros cultivos y actividades, pero esta es otra piedra más en el camino para el sector primario español, que no puede competir con los productos más baratos de terceros países emergentes, que están quitando una importante cuota de mercado a los nacionales porque al final lo que manda es la ley de la oferta y la demanda.
Por eso, Ricardo Planas considera que «es muy importante la labor de concienciación del cliente, para que comprenda lo que cuesta producir y vender un producto agroalimentario, conociendo su origen y las condiciones laborales de los trabajadores del sector, que aquí están dados de alta en la Seguridad Social, a diferencia de otros lugares, y cumpliendo la normativa». En su opinión, «no vale con que muchos luego se pongan la banderita de España, hay que defender más nuestro campo y comprar los productos que hacemos aquí».
Para la campaña actual, la 2021/2022, Green Pistachio tiene unas previsiones de producción de 180 toneladas, es decir, 180.000 kilogramos de pistacho, de las cuales más de la mitad —unas 100 toneladas— son de ecológico, mientras que en la anterior fueron 145 toneladas (145.000 kilogramos).
Lo que es una realidad es que este cultivo es el que más crece en frutales leñosos no cítricos en España y, sobre todo, en Castilla-La Mancha, auténtico líder de su producción en el país, donde ocupa más del 81% de su plantación nacional. Aun así, otras comunidades como Andalucía, Extremadura, Aragón o incluso en Toro (Zamora), uno de los lugares ligados al vino por antonomasia, tampoco se están quedando a la zaga.
Es un sector y un mercado emergente porque los primeros árboles de pistacho se comenzaron a plantar hace unas dos décadas y, durante este tiempo, no ha parado de crecer su cultivo, alcanzando las cifras récord actuales. De hecho, muchas plantas procesadoras de este fruto, como la de Green Pistachio, no tienen capacidad suficiente para tal cantidad de producción. «Bendito problema el que tenemos y el que nos va a venir de aquí a no mucho, cuando la producción sea aún mayor. O se montan más plantas o el pistacho no va a tener quien lo pueda procesar», augura Planas.
«Lo bueno que tiene este fruto es que es muy rentable, que no requiere de excesivos cuidados, como el olivo o el almendro», resalta el gerente de Green Pistachio. Eso por ahora, porque el pistacho, como otros cultivos, está expuesto también a posibles plagas. Además, como es relativamente nuevo en el campo español, hay muchos animales e insectos que aún no han puesto sus ojos en él como alimento. Esperemos que el «oro verde» de Castilla-La Mancha siga sin gustarles.
Fuente: https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/abci-pistacho-verde-bate-records-castilla-la-mancha-202201162346_noticia.html?fbclid=IwAR2HKRJ1NzD4ZemB4_NfYjCJl8eSnU7iCsQWyip2sEJKUlBJrHgmtvsN7ho#vca=rrss&vmc=abc-es&vso=fb&vli=cm-clm&_tcode=YWk3cGYy&ref=https://www.facebook.com/